miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sección Perlitas de Barro del Futbol del Interior del Pais


Oriundo de los pagos de Artigas el Castor de Anacahuita llegó a la capital en busca de mejorar su español y ver lo que era un edificio de mas de dos pisos, gran bezuqueira de porteros de boliches nos deja una perlita de barro de su querido Artigas.

Sección Anecdotario

El nombre del fútbol

Por estos pagos montevideanos, decir “Artigas” es sinónimo de lejanía, de un pueblo perdido por allá arriba habitado por canarios, bayanos, cañeros, fronterizos, brasileros apátridas o todo eso junto. Mucho de eso es cierto; ser el más norteño departamento del país tiene sus particularidades.
Hasta hace muy poco, Artigas era una de las pocas capitales que carecía totalmente de escuelas y liceos privados. Una vez al año, era inevitable que madres de todos los barrios (y del centro) concurrieran a inscribir a sus púberes al mismo centro educativo. Allí, durante el año, confluían todos los estratos del pueblo para sentarse frente a los mismos docentes, estudiar juntos y compartir recreos y meriendas. Un fenómeno público solo comparable a la actividad más democrática de todas: el fútbol.
Sucede que en una tarde nublada, transcurría activamente la práctica de la sub-18 del Uruguay F.C., uno de los equipos más antiguos y desmejorados de la ciudad. Sobre la Rambla Kennedy, ese camino de tierra que aloja ranchos varios bordeando el río Cuareim, la cancha estaba concurrida, porque los juveniles practicaban contra la mayor, y era lindo de ver. Como el campeonato aún no comenzaba, el técnico Artigas Dos Santos -una versión veterana de Cantinflas, más conocido como “el Mejicano”- buscaba buenos jugadores para incluirlos en el cuadro.
Pasaba que el volante que le habían traído la semana pasada no prometía, y él quería armar algo pa entrar en la liguilla. Entonces a las cinco y cuarto de la tarde cayó el Tino, el puntero izquierdo, acompañado por un esmirriado gurí que miraba de reojo, cabizbajo:
- Artiga, este es un compañero nuevo que quiere probar
- Bueno, ahora lo vemo - murmuró el DT, concentrado en el picado que ya se jugaba.
Luego de algunas indicaciones y alaridos al lateral opuesto, el Artigas se propuso a darle minutos al ‘nuevo’.
- Y como te llamás vos? - consultó
- Edward
Hubo un momento de desconcierto.
- ¿…cómo?
- Edward
- Pah… ¿y no tenés otro nombre?

Ambos cruzaron miradas, como esperando.

- No, no… Edward nomá
- Bué…
El gurí nuevo entró, y no era tan malo. Supo vestir la camiseta aurinegra y a veces jugar de titular. Y esas veces se oía al Mejicano gritar:
- ¡Eguar! Quedate para el rebote. ¡No te vayas tanto Eguar!

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